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Las olvidadas
Las olvidadas son aquellas mujeres que siempre han estado detrás del telón, relegadas a un segundo plano sobre todo en el mundo rural y sobre las que es importante hablar, pues sin su trabajo y esfuerzo sería imposible hablar de tradición hoy en día.
Mujeres que a través de su labor han sido capaces de mantener la cultura y la tradición, siendo las PROTAGONISTAS de sus propios proyectos, dándoles la capacidad y el poder de la libre elección y la libertad, tanto económica como mental, para conseguir sus sueños, sin tener que depender de nadie.
Creo que era necesario plasmar estas artesanas para que su labor no caiga en el olvido y agradecerles la construcción de un modo de vida sostenible para la mujer de hoy en día.
Las artesanas montehermoseñas
Mujeres montehermoseñas haciendo gorros de Montehermoso.
Esta vestimenta tradicional extremeña se usaba, entre muchas otras cosas, para protegerse del sol en el campo, para engalanarse los días de fiesta e incluso para saber el estado civil de una mujer. Tiene un proceso de elaboración largo en el cual se necesita mucha paciencia y cariño, por eso a dia de hoy este oficio está desapareciendo, quedando tan solo una artesana reconocida en Montehermoso, Maria José, que sigue con la empresa familiar, manteniéndola viva para que no desaparezca.
Las alfareras
Mujeres pintando piezas de barro en Salvatierra.
Aunque a priori parezca que las mujeres están relegadas a un segundo plano y que es un trabajo de hombres, la alfarería no podría subsistir sin ellas. El alfarero realiza la pieza con el torno y la alfarera es la que acababa la pieza final, aportándole el arte con sus trazos, investigando con nuevas texturas y materiales, engarzando las piezas, bruñéndolas y las decorándolas. Una simbiosis perfecta que aún a día de hoy crea auténticas piezas de arte en peligro de extinción.
Las bolilleras
Mujeres haciendo Bolillo en Hinojosa del Valle.
El encaje de bolillo es una de las técnicas artesanales más reconocidas en Extremadura y tiene su renombre en pueblos como Acebo y Ceclavin pero especialmente en Hinojosa del Valle, donde comenzó una gran actividad encajera alrededor del 1929 gracias a la iniciativa de la emprendedora Concha Sánchez Arjona y Velasco, creando un taller de encaje en un colegio femenino, impulsando a las mujeres a hacer de su enrevesado arte su forma de vida.